Miércoles 18 de diciembre - El Coliseo, de arriba
Esta vez no caminamos, sino que tomamos el tren hasta Termini para ir a la Basílica de Santa María Maggiore, donde nos encontramos con Pablo y Naty.
De ahí empezamos a caminar por la Via Merulana hasta la Basílica de San Juan de Letrán con sus 12 Apóstoles.
Y de camino al Circo Mássimo, al cual finalmente no entramos y lo miramos desde afuera, pasamos por el Coliseo, que ese día era con entrada libre.
Increíblemente no había cola, así que, a pesar que al otro día ya teníamos paga la visita guiada, nos metimos igual y le dimos un par de vueltas a esa maravilla de la arquitectura y la historia.
Pero como la entrada libre también incluía el Foro Romano, aprovechamos y le dimos una gran vuelta, porque el clima anunciaba lluvia para el otro día y aprovechamos el sol invernal.
De ahí, tomamos el 118 hacia la Villa Borguese, donde visitamos la galería del mismo nombre, donde hay obras de Bernini, Caravaggio, Tiziano y Canova. pero no te dejan sacar fotos, una verdadera tontería, como si uno fuera a robarles derechos de autor.
Y a la salida, fuimos hasta el mirador de Pincio, con una vista impresionante del anochecer de Roma y la Plaza del Pópolo.
Cenamos ahí mismo, en la plaza del Pópolo, otros sanguches sentados en los escalones de la Iglesia de Santa Maria dei Miracoli.
Y de camino al Circo Mássimo, al cual finalmente no entramos y lo miramos desde afuera, pasamos por el Coliseo, que ese día era con entrada libre.
Increíblemente no había cola, así que, a pesar que al otro día ya teníamos paga la visita guiada, nos metimos igual y le dimos un par de vueltas a esa maravilla de la arquitectura y la historia.
Pero como la entrada libre también incluía el Foro Romano, aprovechamos y le dimos una gran vuelta, porque el clima anunciaba lluvia para el otro día y aprovechamos el sol invernal.
De ahí, tomamos el 118 hacia la Villa Borguese, donde visitamos la galería del mismo nombre, donde hay obras de Bernini, Caravaggio, Tiziano y Canova. pero no te dejan sacar fotos, una verdadera tontería, como si uno fuera a robarles derechos de autor.
Y a la salida, fuimos hasta el mirador de Pincio, con una vista impresionante del anochecer de Roma y la Plaza del Pópolo.
Cenamos ahí mismo, en la plaza del Pópolo, otros sanguches sentados en los escalones de la Iglesia de Santa Maria dei Miracoli.
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